lunes, 20 de octubre de 2014

TRAMPAS DEL LENGUAJE


OJO


OJO

























Al subrayar el carácter ilícito de determinados negocios y así oponerlos a los negocios legales, al «criminalizar», si se quiere, ciertas actividades y no otras, ¿no perdemos de vista que, sean lícitos o ilícitos, sean «criminales» o «correctos» (o incluso aunque sean, en algunos discursos, «benéficos»), todos los grandes negocios, todos los negocios realmente jugosos, son, sin excepción, por igual posibles (y jugosos) en una determinada sociedad porque parten de una determinada distribución de poder que es la misma para todos ellos y con la que históricamente mantienen la misma relación de simbiosis por la cual ella los sostiene y por la cual la sostienen, recíprocamente, a ella? «Narcopolítica» es un neologismo tramposo: pone el problema en una cualidad (lo «narco») que, en tanto cualidad, es, por definición, accidental, y lo retira de lo sustancial (aquí designado por la «política»); así desvía la atención del verdadero fondo del asunto, con la táctica ‒«prestigiosa», adicionalmente (lo que también es útil e importante para estos fines)‒ de «denunciar» algo (el accidente, la cualidad) que supuestamente está mal en algo (pero ya otro algo, el subsuelo más estable, la substancia, lo calificado por el prefijo) que supuestamente, por ende, no lo está ‒o que no lo está (siempre supuestamente, de más está decirlo) en ese grado‒.

No hay comentarios: